Pulsión vernácula
David Aguilar Carmona
Sorolla en Jávea, en la sala noble del Museo. / Foto: David Aguilar Carmona
Sorolla vuelve a Málaga para mostrarnos mediante su técnica suelta y audaz el resplandeciente levante español. La muestra organizada por el Museo Thyssen Málaga, la Fundación Sorolla y Museo Sorolla, cuenta con veintiséis piezas escogidas para complementar la obra de la colección permanente Botes de Jávea y bote blanco (1905).
Situado entre el realismo y el impresionismo, el “maestro de la luz” explora en sus obras la costa valenciana, dotándola de una gran sinceridad. Natural de Valencia, Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923), fue uno de los grandes exponentes de la renovación artística de la España de entresiglos. Consciente desde joven de su vocación pictórica complementó sus estudios con largos viajes por Roma y Paris, para conocer las grandes obras del arte moderno junto con las grandes obras de la Historia del Arte. Así entendió que la preocupación por la técnica no era importante si le era ajena la verdad y sinceridad.
Desde entonces, Sorolla se caracteriza por la itinerancia. De sus series más reconocidas destaca la que ilustra su periplo por las regiones españolas encargada por la Hispanic Society de Nueva York. Con frecuencia, sus paisajes efímeros congregan vivencias personales con la naturaleza. A este respecto la muestra cuenta con escenas lúdicas y despreocupadas, así como marinas, que son la seña de identidad del autor.
La exposición reúne, en una primera parte, obras realizadas al óleo sobre lienzo, para pasar después a una serie de dieciocho notas sobre cartón y tablas de pequeño formato. Atendiendo al concepto “au plen air”, resulta reconocible su vinculación al círculo de Carlos de Haes. En ellas es apreciable cierta madurez artística relacionada con las nuevas tendencias, siendo sus propuestas atrevidas y revolucionarias en técnica y composición.
En la obra Cabo de San Antonio, Jábea (1905), apreciamos las variaciones de luz sobre el agua, así como los reflejos y brillos de una atmósfera agradable del atardecer. Las formas pierden su contorno y se convierten en masas de color que no llegan a cubrir el total del soporte y que dejan ver los surcos libres del pincel. En ocasiones el autor alcanza registros que rozan lo abstracto. Chicos nadando, Jávea (1905), es capaz de insinuarnos la escena de baño con una paleta reducida y casi sin mezclar donde prima color sobre el dibujo. Deleitado en su visualidad, el espectador tardará en darse cuenta de que los jóvenes carecen incluso de rostros.
Sorolla dejó patente su especial sensibilidad paisajística en las marinas, en las que muestra una especial frescura conceptual. Así, Mar de Jávea (1905), está compuesto por un conjunto de masas de color en los que llega a desaparecer revolucionariamente la perspectiva. Sorolla no utiliza las pautas de la objetividad. En sus creaciones su belleza es fugitiva, y el proceso de creación se vuelve un medio de reflexión. Así entendemos los lienzos sin acabar y sus características composiciones abocetadas.
En esta exposición, Sorolla se nos muestra relacionado con su contemporaneidad, pero a la vez, en conexión con su ideario artístico. En él encontramos el realismo de Benlliure y el afán de apertura a las nuevas tendencias de Vicente Blasco Ibáñez. En definitiva, podemos afirmar que el afán por los motivos costeros, las imprimaciones de luz y el ambiente mediterráneo que caracterizan su pintura, son el reflejo de la pulsión vernácula que se manifiesta como fuente de inspiración en Sorolla.
Exposición: Sorolla en Jávea
Comisario: Enrique Varela Agüí
Lugar: Sala Noble del Museo Carmen Thyssen Málaga
Fecha: Del 22 de octubre al 16 de enero
Horario: De martes a domingo de 10:00 a 20:00