Palabras de tinta
María Antón Valencia
Obras expuestas en “Alechinsky en el país de la tinta” / Foto: María Antón Valencia
La reminiscencia del suntuoso lacre junto con la fluidez de la tinta china se expone de manera decidida y libre, a modo de dibujo, en la institución cultural malagueña del Museo Centre Pompidou.
Del informalismo de posguerra nacería un “poeta” cuyos versos serían tintas derramadas con color fantasía. El lance poético de Pierre Alechinsky brota de un notorio influjo del situacionismo y del formalismo pictórico de carácter abstracto, todo ello conectado por la experimentación de soportes y técnicas, plasmando así trazos dinámicos y espontáneos.
Tras su experiencia en el grupo Cobra, recoge todo un legado expresionista, surrealista y abstracto que entremezcla con la adopción de nuevas técnicas, como la del grabado o la caligrafía japonesa para experimentar vías alternativas en el lenguaje plástico. De tal forma, el óleo quedó huérfano en los pinceles de Alechinsky en favor de la tinta china, más rítmica y flexible a la hora de expresar sus impresiones.
La imaginación caprichosa se desborda sobre el papel en una apariencia grotesca, fantástica, a través de una serie de conjuntos abocetados donde prima el desinterés por el acabado. En obras como “Ombre supportée” se plasma la intención gestual del artista, considerando al soporte como un reflejo contenido de su inconsciente.
Su frescura y espontaneidad de ejecución aparecen en siluetas dispuestas con gran virtuosismo en su serie “Krach”. Estas figuras ‘alechinskyanas’, que algunos describen como torpes y “zurdas”, fluyen, fortuitamente, en documentos bursátiles, manuscritos y añejos tickets, acariciando de forma burlesca las estrías que estos materiales extraestéticos presentan como huella de su espesor temporal. Con tal brío y ocurrencia, nuestro experimental “poeta” vincula la solemnidad del poder financiero occidental con el trazo caligráfico oriental. Así, como herencia de las vanguardias, arte y vida se amalgaman.
El gusto que cultivó por los papeles lo demostró en obras como “Niagara de nuite” y “Niagara de jour”, adhiriendo los mismos sobre el propio lienzo como si de letras proyectadas se tratasen. El fluir de la tinta viene a remitir al puro discurrir del agua, al renacer.
La energía de su poética en los intentos de huir del hermetismo técnico academicista, topa con la serie de sus “Planos geográficos”, donde el rasgo franco, grueso y provisto de una total libertad, encuentra otra reveladora forma de expresarse. En esta ocasión, Alechinsky exterioriza sus impresiones a través de la superposición por capas, es decir, establece un diálogo entre sus tintas y los diversos mapas geográficos. Construye, de este modo, un mundo pictórico nuevo.
El camino que el Centre Pompidou nos bosqueja a través de estas multidisciplinares aportaciones, desemboca en obras como “Chien libre” y “Bouclier urbain”. El ‘frottage’ que Alechinsky hereda de las poéticas surrealistas de Max Ernst, se imprimen a modo de esbozo sobre el lienzo, donde el lápiz y la tinta dialogan hasta sacralizar elementos tan ordinarios y urbanos como las alcantarillas de Manhattan.
La dramaturgia plástica de Alechinsky no es nada más, y nada menos, que una invitación a encontrar nuestras propias impresiones y formas de expresar. Sus huellas y juegos de tinta vienen a reflejar momentos primigenios que inicialmente nos insinúa, para que, después de capturar nuestra atención, terminemos conceptualmente la última pincelada de su camino. De su lectura.
La intención de “escribir para describir” y la libertad de interpretación nunca alcanzó tanta pasión en el papel. De tal forma, los pensamientos dispersos en el interior de un tintero brotan con forma sobre un papel en blanco para dejar de ser invisibles. Escuchémoslos.
La exposición: “Alechinsky en el país de la tinta”.
Comisariado: Jonas Storsve.
Lugar: Museo Centre Pompidou Málaga.
Fecha: Del 19 de diciembre de 2019 al 12 de abril de 2020.
Horario: Lunes a domingo (martes cerrado), de 9.30 a 20.00 horas.