La mirada del Hombre Rayo

El dadaísmo y el surrealismo llegan al Museo Carmen Thyssen a través de las obras de uno de los grandes revolucionarios de la fotografía universal: Man Ray y sus Fotografías Selectas. 

Nuestra visita a Man Ray. Fotografías Selectas tiene lugar en la acogedora, pero imponente Sala Noble del Museo Carmen Thyssen, un espacio muy apropiado para albergar la obra artística de uno de los fotógrafos más reconocibles, influyentes e imitados por creadores de generaciones posteriores. Una exposición conformada por los desnudos de sus musas y amantes, los famosos Rayogramas, y una selección de retratos a personajes sumamente conocidos de su círculo artístico. Todo ello, para finalizar con un espacio que nos permite contemplar su trabajo en la intimidad de su estudio.

Man Ray, fotógrafo americano que, gracias a su relación con vanguardistas en Nueva York, conocerá a Marcel Duchamp, hecho que le permitirá alcanzar el centro artístico por excelencia de la primera mitad del siglo XX. Será en París donde desarrollará su trabajo, codeándose con la mayoría de las personalidades que aparecen fotografiadas en esta exposición.

Al acceder a la Sala Noble, la escenografía impacta por su montaje expositivo, elegante y sobrio, como el diseño del propio folleto de la exhibición. Todos estos elementos contrastan a la perfección con la bicromía y los contrastes de las obras que vamos a visitar.

Comenzamos con la obra que ha sido la imagen de esta exposición, El violín de Ingres (1924). Con este famoso retrato de Kiki de Montparnasse iniciamos un recorrido por el estudio del cuerpo femenino a través de los retratos realizados a las musas y amantes que ocuparon parte de su obra. Seguidas muy de cerca, la melancólica Lágrimas (1932) donde evoca la imaginería mariana del Barroco y la hipnótica MujerAraña (1929), identificable con la femme fatale tan presente en sus retratos femeninos. Un tipo de personaje que estaba siendo muy empleado en la literatura y el cine de la época.

Siguiendo el discurso expositivo, nos encontramos con las conocidas Rayografías, siendo ocho las que ocupan la pared central de la sala. Su tamaño, mayor que el del resto de fotografías, nos permite contemplar y apreciar la complejidad que supuso la ejecución de estas imágenes abstractas. Exhibiendo las siluetas y formas de los objetos hasta completar la composición, sin duda, es la actividad de un artista que, al igual que otros fotógrafos anteriores como Fox Talbot o Christian Schad con sus Schadografías, se divertía experimentando con una disciplina que seguía siendo cuestionada como arte.

A continuación, somos testigos del gran trabajo de Man Ray como retratista que ocupó gran parte de su carrera. Destacan los retratos a personalidades ligadas a la vanguardia artística como Dora Maar, Pablo Picasso, Luis Buñuel o Dalí. También los visitantes entusiastas de la moda podrán disfrutar del retrato realizado a Coco Chanel, debido a su gran vinculación con la fotografía en el mundo de la alta costura.

Desplazando nuestra mirada hacia la vitrina de exhibición, pero sin romper el hilo narrativo de la exposición, se nos muestra una serie de autorretratos. Unas fotografías que nos hacen partícipes de su método de trabajo y la experimentación presente, como si de un juego se tratasen, en toda su obra. Todos ellos se muestran de una forma más relajada o informal, ya que se encuentran directamente suspendidos sobre la superficie de su interior.

Por último, hay que destacar la obra con la que se cierra la exposición, Autorretrato (1931), una fotografía que nos despide de este importante artista con su cámara, como si de un pintor con su pincel se tratase. Sin lugar a dudas, esta muestra del Museo Carmen Thyssen consigue acercarnos a la mirada de un artista único, generando un interés no sólo para los aficionados de la fotografía, sino también para todos los amantes de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX.