Sentimiento y penumbra
Noah Domínguez Wencesla
Fieramente humanos / Foto Noah Domínguez
A través de este recorrido protagonizado por representaciones religiosas en el Museo Carmen Thyssen, tanto artistas del barroco español como italiano nos muestran una visión humanizada y cercana de la santidad, en su función de conmover al devoto de a pie, pero también al espectador actual, al margen de sus creencias.
Al entrar en la sala, el tenue ambiente lumínico nos sumerge en las historias que estos grandes maestros del siglo XVII nos quieren mostrar. El espacio expositivo se llena de diversos sentimientos, como un dolor atemporal proveniente de las propias debilidades que presentan estos santos, mártires y penitentes. Los personajes nos conmueven e identifican con el propio fiel y devoto de las mismas imágenes que protagonizaron sus rezos en una España temerosa de la Reforma protestante. La devoción se expresa a través de un crudo naturalismo, representado mediante seres de carne, sangre y lágrimas, dejando atrás su índole heroica y formando parte del mundo terrenal.
La pintura y escultura religiosa del Barroco buscaban desdibujar la frontera entre una realidad física y una ficción artística, mediante la creación de retratos ‘verae effigies’, tomando a modelos o cadáveres que poseyeran una similitud en descripciones fisonómicas de fuentes literarias; incluso en las imágenes de santos antiguos, como San Pedro o San Francisco, se buscaba la proximidad tomándose como modelos a habitantes de la España del siglo XVII.
Dejando atrás la difícil tarea de representar a estas figuras en el Barroco debido, no sólo a los excepcionales rasgos físicos, sino al proceso de encapsular la pura esencia espiritual de la imagen, la empatía y simpatía fueron esenciales a la hora de tratar y crear imágenes de seres cotidianos cuyo sufrimiento y aflicciones formasen parte de la experiencia de cualquier mortal, sin diferencias de culto y religión.
La ‘devotio moderna’ se convirtió, a partir de la baja Edad Media, en un ritual para los creyentes. El sufrimiento de Cristo, eje central de la fe cristiana, se acentuó especialmente con la Reforma católica. Se buscaba transmitir sufrimiento, a imitación de la figura de Cristo, todo facilitado por la cercana conquista del realismo figurativo. Asimismo, los modelos extremos de expiación de los pecados fueron esenciales para la doctrina del catolicismo reformado. Los santos y santas como María Magdalena, María Egipciaca o Jerónimo, mostrados en esta exposición, se encuentran en parajes inhóspitos o en fondos sombríos, dándole voz a la decrepitud de sus cuerpos, al sufrimiento y al silencio, todo rodeado por un inevitable final trágico, ejemplo máximo de ‘memento mori’ que subraya la vanidad de la vida.
La contemporaneidad artística ha tomado como referente aquellas figuras que hoy podemos apreciar a lo largo de esta sala. Los artistas de nuestro tiempo ven y ofrecen una lectura alternativa, sin tomar como punto de partida la función esencial por la que fueron creadas dichas obras en su momento, sino para ser mostrada la vigencia de muchos conceptos sobre la condición humana que ya habían sido tratados a lo largo del siglo XVII.
El espectador puede asistir a relecturas profanas de la gran pintura del Siglo de Oro, como sucede en ciertas piezas del grupo valenciano Equipo Crónica, ofreciendo mediante un ojo crítico la situación social y política del país o sus señas de identidad históricas y culturales. Su obra ‘El patio de las tentaciones’ (1972) descontextualiza las pinturas clásicas de grandes referentes como Velázquez, Goya o El Greco. A través de un estilo carente de toda emoción, el pastiche barroco se complementa con lo surreal en una mistificación, y el apropiacionismo del ‘pop’, con tintes paródicos, se advierte en un retrato de Santa Teresa.
No olvidamos mencionar a Darío Villalba o Antonio Saura que nos ofrecen un diálogo con sus semejantes del siglo XVII. Preciso es entender en un primer momento que el arte contemporáneo produce una distorsión radical del naturalismo que se ha descrito con anterioridad, abandonando lo tenebrista o el realismo exacerbado, y sustituyéndolo por la embriaguez del gesto y su expresividad. Alejado de cualquier indicio de fe o esperanza, únicamente puro desgarro.
La exposición: “Fieramente humanos”.
Comisariado: Pablo González Tornel.
Lugar: Museo Carmen Thyssen Málaga. Sala de exposiciones temporales.
Fecha: Hasta el 18 de febrero de 2024.
Horario: De martes a domingo de 10:00 a 20:00 h. Lunes cerrado.