La naturaleza brota de las manos de Barceló
Juan Delgado Guardiola
Miquel Barceló en su taller de cerámica y la obra “Totems” / Cartel expositivo en MPM
La obra más contemporánea del reconocido artista Miquel Barceló se reúne en el Museo Picasso Málaga, para ofrecer una experiencia llena de texturas y colores como resultado de la sensibilidad y las vivencias del propio autor.
El pasado 27 de enero se inauguró la nueva exposición temporal del Museo Picasso Málaga, dedicada a las obras más destacadas de la producción artística de Miquel Barceló de los últimos años. Exposición bautizada como Metamorfosis, concepto al que se alude a lo largo de la muestra, aunque en parte recibe este nombre por la importancia de la ilustraciones que el mismo artista realizó en 2020 para la icónica novela de Franz Kafka titulada La metamorfosis: La condena; La muralla de 1915.
No es casualidad que la creación de Barceló haya recalado en el Museo Picasso Málaga. Él mismo reconoce su admiración hacia el genio malagueño y su gusto por la capital de la Costa del Sol. Se establece así un dialogo entre la sala de cerámicas de Pablo Picasso y las recientes terracotas de Barceló.
Miquel Barceló es uno de los artistas españoles contemporáneos más reconocidos a nivel internacional desde los años 80 del siglo pasado. Su consideración internacional se cimenta sobre una producción artística genuinamente personal, forjada a través de numerosos viajes a lugares exóticos e inhóspitos de la África más profunda, donde adquirirá técnicas e influencias por el empleo de la cerámica, muy presente en esta exposición.
Ese reconocimiento mundial, le ha llevado a ser un artista singular y reclamado en proyectos de gran calado, como la cúpula de la sala de los Derechos Humanos en el palacio de las Naciones Unidas (Ginebra) o la decoración cerámica de la capilla de San Pere de la catedral de Mallorca, todos ellos dominados por el particular estilo del autor en cuanto al trato de la cerámica se refiere. A estos ejemplos de su extensa producción, se le suman exposiciones en emplazamientos únicos, como en la WhiteChapel Gallery de Londres o la Galerie Nationale de Jeu de Paume en Paris entre otros.
La disposición de la muestra es un tanto singular, ya que no se limita a una sola sala. En esta ocasión, Miquel Barceló nos da la bienvenida al museo desde el patio central del palacio de Buenavista, con un monumental conjunto de siete esculturas de bronce. Éstas son una metáfora del recorrido vital de las personas y hacen referencia a las deformidades que va sufriendo cada ser con el devenir los años. Todas estas cerillas parten de una base a partir de la cual se van deformando de manera específica y, según las palabras del propio Barceló, teniendo una vida más o menos torcida.
Subiendo las escaleras, en la segunda planta del ala sur del palacio, nos enfrentamos a una sala diáfana en la que se disponen las treinta cerámicas protagonistas de la exposición, así como pinturas de influencia rupestre y expresionistas.
Las cerámicas evidencian el peso de la vivencia africana en Miquel Barceló. Todas ellas gozan de un aspecto inacabado, rudo y áspero, al mismo tiempo completamente vitales y sugerentes, gracias a la sensación cromática conseguida por el artista por la particular aplicación del color. Para Barceló las esculturas son el producto de un proceso de experimentación, sin ningún tipo de bocetaje previo, y como es visible en las cerámicas expuestas, son rematadas con ornatos naturales, ya sean vegetales o animales, incluso humanos, de una personalidad y unicidad admirable. Es importante recabar sobre esa apariencia brusca y áspera, esto se debe a la reminiscencia aún reinante en Barceló de sus primeras cerámicas africanas.
La sala en la que se disponen las terracotas cuenta con el colofón del grupo escultórico titulado Tótems del año 2019, con el que posa el creador en la portada. Con ellos, Barceló sugiere esa expresión mágica o fantástica de los orígenes del arte, pudiéndose vislumbrar rostros monstruosos, combinados a su vez con lo que parecen remitir a las columnas de tradición clásica por las características hojas de acanto visibles.
Las esculturas de esta primera sala comparten espacio con varias pinturas de gran formato de entre las que podemos destacar Peinture pariétale sur toile, en la que Barceló alude a las pinturas prehistóricas parietales consiguiendo un juego de volúmenes muy virtuoso a través de manipular el lienzo, común denominador en el resto de los lienzos de la sala, dando realmente un aspecto de caverna y representando en la superficie pictórica distintas figuras animales. Se produce aquí una conjunción de épocas artísticas, lo prehistórico y lo contemporáneo se dan la mano.
Por último, disponemos de la segunda sala, en la que se instalan multitud de acuarelas, muchas de ellas producto de sus viajes a Tailandia y la India, entre las que encontramos las ilustraciones para la Metamorfosis de Kafka o para la Divina Comedia de Dante.
Estas aguadas del artista de Felanitx son el culmen de la representación de los mitos a los que da forma en cada una de las acuarelas. No se pueden describir sin mencionar el color y el uso que Barceló toma de él, a través de figuras humanas e insectos de corte onírico debido a esa aplicación cromática. Consigue introducir al espectador en una experiencia placentera y seductora. Esta sala final está rematada por tres marinas que recuerdan a la tradición romántica de Turner o Friedrich, en la que, a modo de elemento iluminador, la luna se abre paso casi con luz propia entre la tempestad, en un noche férrea y encapotada.
La exposición: Miquel Barceló. Metamorfosis
Comisario: Enrique Juncosa
Lugar: Museo Picasso Málaga
Horario: Todos los días 11:00 h a 18:00 h
Fecha: 27 de enero de 2021 – septiembre de 2021