Los Ecos de Picasso
Ana Rodríguez Figueroa
‘The Scream’ de Nikki Maloof en el Museo Picasso Málaga / Foto Ana Rodríguez Figueroa
Los innumerables e inmortales reflejos picassianos dejan huellas reconocibles en nuestro pasado y nuestro presente, como un destello que imprime su color en papel fotográfico. Así lo muestra el Museo Picasso Málaga en ‘El Eco de Picasso’.
La impronta de Picasso, como la fotografía, se ha prestado en muchas ocasiones a cambios de perspectiva, polarizaciones, negativos, filtros cromáticos e incluso digitalizaciones. Se ha reinventado miles de veces desde las primitivas heliografías, del mismo modo que gran parte del arte contemporáneo se ha reinventado desde las aportaciones de Pablo Picasso. Formas, colores, texturas, pinceladas, conceptos, personajes, generaciones, estilos y géneros. Son algunas de las ideas que la exposición sugiere al espectador, haciéndole sentir cierta reminiscencia, un ‘déjà vu’, un nosequé piassiano.
Nuevamente, el Museo Picasso de Málaga ha desplegado un abanico de nuevas voces (Farah Atassi, Cristina de Miguel, Ewa Juszkiewicz o Jameson Green) y otras más consolidadas (Louise Bourgeois, Jeff Koons, Brian Calvin o Marina Faust, entre otros) que establecen un enriquecedor diálogo con la producción de Pablo Picasso.
Esta es una exposición colectiva de diversos formatos y autoría que suman casi una setentena de obras, visitables temporalmente mientras se renueva la exposición permanente y en conmemoración al 50º aniversario de la muerte de quien es considerado uno de los padres del cubismo.
Buena parte de la exposición puede vertebrarse en el dominio de la materia. La capacidad del ser humano para reinventarse y subvertir el orden de la naturaleza. Los desmedidos empastes de óleo de Otis Kwame Kye Quaicoe, la permeable mujer de Tobias Pils, los achuchables flotadores de Jeff Koons o la deformación del extrudado cerámico de la obra de Miquel Barceló, transmiten al observador la vulnerabilidad de los materiales y sus formas, derrocando falsas expectativas sobre lo que corresponde a cada momento y lugar.
Otras obras dialogan directamente con el malagueño. La estancia que con dificultad contiene al minotauro de Houseago sobrecoge al espectador como King Kong hizo con Jessica Lange, y es una obra que examina el clasicismo de Picasso, como también lo hace la algo obviada ‘Antigona’ de M/M Paris a la que da la espalda. Regresiones a Picasso y su iconografía como observamos también en la mesa de Marcus Jahmal o en las tres gracias; las renombradas ‘Contradiction, Resolution and Belief’ de George Rouy y las de la excelente ‘Tres Mujeres y una flor’ de Cristina BanBan.
La forma bidimensional será mejor tratada por diversas perspectivas del cubismo: Farah Atassi resignifica las formas de la mujer y su geometría, mientras que Brian Calvin insufla cierto aire ‘pop’ en el pluralismo visual del género. Con un sabor más clásico se reencuentran mágicamente un Basquiat y un George Condo que se susurran entre los ecos de la muchedumbre que los observa, como en otro plano sensorial. Mientras que un Picasso más político se manifiesta en una reinterpretación de Mao por Zhang Hongtu y de ‘Masacre en Corea’, ‘The Execution of the Wise Men’ de Jameson Green como actos reivindicativos e identitarios del presente y el pasado.
El comisariado del borgoñés Éric Troncy destaca por un montaje cuidado y muy ilustrativo, capaz de guiar al visitante a través de una orquesta de obras que dialogan entre sí, creando armónicas reverberaciones a lo largo del Museo Picasso de Málaga. Un programa para todos los públicos que oferta, además, actividades complementarias. Una interesante propuesta que da cuenta del ‘revival’ y la revisión de un arte que aún vive con nosotros.
La exposición: “El eco de Picasso”.
Comisariado: Éric Troncy.
Lugar: Museo Picasso Málaga.
Fecha: Hasta el 31 de marzo de 2024.
Horario: Todos los días de 10:00 a 19:00 horas.