La playa no es solo arena

El mar Mediterráneo siempre ha sido de vital importancia para la ciudad de Málaga y sus habitantes. A través de sus aguas, los fenicios arribaron y fundaron Malaka, y llegaron productos de todas partes del mundo que abastecieron a la población malagueña. Además, es bien sabido que en la actualidad el turismo, atraído por sus playas, es una fuente de sustento clave. En esta exposición, el mar ocupa un papel central y las obras en exhibición reflejan la historia y las actividades que han tenido lugar a su alrededor en el pasado, presente y futuro. Piezas de los siglos XIX, XX y XXI narran la perdurabilidad de nuestro mar frente a la evolución ecléctica de la ciudad de Málaga. La muestra está compuesta principalmente por la colección de los fondos del Patrimonio Municipal y se divide en cinco secciones que siguen una línea poética. La exposición se distingue por su amplia variedad de técnicas artísticas, que abarcan desde óleos y acrílicos hasta fotografía, arte digital y collage. Estas obras son una prueba de que, a pesar de los cambios sociales y políticos que experimenta la humanidad, el mar continúa siendo una fuente inagotable de inspiración para todos nosotros.

Al entrar en la Sala de exposición 3 del MUPAM, el visitante se ve recibido por dos fragmentos poéticos que establecen el ambiente de la muestra: Tierras Solares de Rubén Darío, una descripción poética de Málaga, e Hija de la espuma de José Bergamín, que exalta la grandeza de Málaga y su mar. Estos versos brindan un comienzo evocador que establece el tono y la sensibilidad de la exposición. Junto a estas, las ilustraciones de Emilio de la Cerda, que representan la Málaga musulmana y la Málaga del siglo XVI, hacen referencia a la rica historia de la ciudad, en la cual el Mediterráneo siempre hace acto de presencia.

A continuación, el público descubre una pared llena de marinas decimonónicas, algunas de procedencia malagueña. La mayoría de ellas exhiben paisajes costeros con mares en calma y escenas ociosas de paseos en barca por la bahía. Sin embargo, Pidiendo auxilio de Ricardo Verdugo (1871) ofrece un significativo contrapunto. En ella, unos marineros en un mar bravío luchan por ser socorridos. En la actualidad, los habitantes de Málaga pueden poseer una visión romántica, amable y recreativa del mar. No obstante, aunque en la actualidad podamos asociar el mar con el disfrute del verano, es de suma importancia no olvidar a aquellos que faenaban, a menudo explotados, en duras condiciones en las crueles madrugadas.

Asimismo, no pasa en absoluto desapercibido La Moraga de Horacio Lengo (1879). En esta representación costumbrista de la Málaga del momento, unos niños preparan espetos de sardinas en una playa de El Palo. En la esquina inferior derecha, pueden contemplarse diferentes elementos autóctonos e idiosincrásicos de la ciudad costera: una red con productos del mar, chumberas a los lados o marengos sacando el copo. Por otro lado, se divisan la costa malagueña y las grandes chimeneas de la industria siderúrgica que elevó a la industrialización malagueña a sus cotas más altas. La farola, emblema de la ciudad, es también un elemento nostálgico, significativo y fundamental del paisaje.

La última obra también resulta fascinante: Gollywog cakewalk de José Luis Puche (2022). El título de esta obra hace referencia directa a la pieza musical homónima del gran compositor impresionista Claude Debussy, quien creó esta composición pensando en su hija Emma, apodada «Chuchú». Ambas obras transmiten la alegría y diversión de la infancia, estableciendo un diálogo entre los niños que juegan con las olas en el lienzo de José Luis Puche y la dulce Chuchú. Esta yuxtaposición de música y pintura muestra la universalidad de la infancia, el placer de no tener preocupaciones y nos invita a liberar nuestro niño interior.

Como cierre, se nos brinda una proyección de fotografías históricas de la costa malagueña, especialmente aquellas que capturan la vida que los malagueños compartían con el mar, desde el trabajo de los marineros hasta los momentos en los Baños del Carmen.

En definitiva, esta exposición es una visita obligada para todo malagueño amante de la historia de su ciudad. Mar de Málagas no solo exhibe las diversas manifestaciones artísticas que han sido inspiradas por el mar, sino que también nos invita a reflexionar y nos muestra la amplia variedad de actividades que han tenido y continúan teniendo lugar en él. Desde el arduo trabajo de los jabegotes hasta la euforia de una moraga o un chiringuito, la muestra reconoce las laboriosas tareas que nuestros antepasados desempeñaban para que nosotros pudiéramos disfrutar del mar sin tener que enfrentarlas directamente, al igual que los niños en el lienzo de José Luis Puche. Queda claro que la playa no es solo arena.