Danzar en el aire
Pablo Lang
Acrobáticas, Ángeles Sioli / Foto Pablo Lang
Las hojas llevadas en el viento, las plantas enredaderas y las libélulas hacen acrobacias. Ágiles movimientos cíclicos en el aire, reunidos en esta exposición en una tensión entre lo orgánico y lo artificial, y guardando una ingeniosa reflexión acerca de nuestra sociedad.
Sobre un muro de papel cobran vida plantas enredaderas con hojas picudas y tallos angulosos en texturas metálicas. Hojas geometrizadas con dobleces que las dejan intuir como arrastradas por el viento. Hasta el corazón de la exposición, con esquemáticas libélulas que cuelgan sobre varillas de vidrio y metal, el espectador se adentra en un compendio de formas en las que se entrecruzan lo orgánico y lo artificial.
Un aire de ingravidez recorre la muestra. La naturaleza se muestra acrobática, se alza al aire y se retuerce. La sala, en su ubicación en una segunda planta, comunicada con el exterior, con gran entrada de luz y vistas a la ciudad, refuerza este efecto, provocando la sensación de que acompañamos a las especies acrobáticas en su danza aérea. Reflejándonos en el emplazamiento de espejos debajo de la instalación, se puede entender que tenemos algo en común con el vuelo de las libélulas, quizá su movimiento veloz y desenfrenado que advierte la pintura abocetada de sus alas, o, por el contrario, la rigidez que plantea su tratamiento geométrico. ¿Acaso podría ser un llamamiento a que resolvamos un posible conflicto entre lo natural y lo artificial, a que de alguna forma nos reconciliemos con la naturaleza?
Otro efecto que consiguen los espejos es la multiplicación de las libélulas, al igual que la iluminación escenográfica, que proyectan sus sombras sobre la pared, y los tallos de las enredaderas que imprimen su textura. Estas especies se representan en cada estación del año, y cada grupo de hojas al vuelo; de doce y siete, por cada mes del año y cada día de la semana. Una multiplicación de movimientos circulares, una acrobacia de acrobacias que se replica en el angustioso ruido que inunda la sala; sobre una serie de acordes, en una cadencia regular, se solapan sonidos domésticos como una lavadora, un teléfono, el llanto de un hijo, entre otros que forman parte del eterno ritual de la mujer en nuestra sociedad, doblemente trabajadora, empleada y cuidadora. Una coreografía acrobática, practicada día y noche, los siete días de la semana, los doce meses del año y las cuatro estaciones.
Esta muestra es la respuesta de Ángeles Sioli a las inabarcables expectativas que la sociedad imprime sobre las mujeres. Con la ambivalencia entre lo anguloso y lo orgánico de las formas, este discurso es de una sutileza que dota a la exposición de un carácter delicado, poético y simbólico, conforme a una realidad social evidente, pero que requiere una mirada global y educada.
Como en buena parte de la obra de Ángeles, la aplicación de valores morales sobre especies no humanas las dignifica. Con el emplazamiento del espejo en la instalación Acrobáticas también se advierte una posible subjetivación de las mismas, y de igual forma del género oprimido que simbolizan. Una toma de conciencia que, en forma de reflejo dialoga con la opresión, materializada en el panel central que aplaca una serie de libélulas, y la libertad, vibrante en la danza multicolor de los majestuosos insectos. En un mundo de trabajo constante, de una velocidad que no permite la reflexión, esta muestra advierte de la toma de conciencia como aquello que permite que la especie humana, en igualdad entre géneros, se reconcilie con la naturaleza; consiga, como las libélulas, danzar en el aire: ser libres.
La exposición: Acrobáticas
Comisaria: Cristina Consuegra.
Lugar: Centro Cultural MVA
Fecha: Hasta el 24 de mayo de 2024.
Horario: De lunes a viernes de 9:00 a 15:00 y de 16:00 a 21:00 horas.