Costumbre y modernidad conciliadas por Sorolla

Juan Cava Luque

Costumbre y modernidad conciliadas por Sorolla

Detalle de la obra “María la guapa” en el Museo Carmen Thyssen de Málaga./ Foto Juan Cava

Hasta el 6 de abril la exposición Sorolla en Andalucía permite al espectador ponerse las gafas de un viajero con ansias de exotismo durante los albores de la modernidad. Las tradiciones y vistas del sur de España quedan hiladas en una síntesis de 20 metros de pared blanca. El Thyssen de Málaga, en su afán decimonónico, se inmiscuye en las primeras décadas del novecientos para revisar la costumbre con ojos de vanguardia.

Un pequeño cuadro de la colección permanente anuncia lo que está por venir: Lavanderas de Galicia con la luz y pincelada propia del artista, leves manchas azuladas y blanquecinas se nos presentan como las hacedoras de una costumbre tan antigua como funcional. Este será el late motiv de la exposición, desarrollada, sin embargo, en la costa contraria de la península.

No pudiera haber un entorno más adecuado para exponer estas obras de Sorolla, que constituyen, en esta ocasión, y desde el tercer piso del museo, la perla que corona un recorrido completo por la pintura española del XIX. Un escaso número de piezas, pero bien seleccionadas, tratan de explicar en unos metros cuadrados la visión del autor sobre Andalucía, una de sus regiones predilectas: yo estuve allí. Sin presentarnos a los protagonistas, mantenidos en un sentido anonimato tras una densa pincelada, se concilia la costumbre con la subjetividad de una pupila moderna.

El agrado por el pintoresquismo, esto es, una especie de gusto promiscuo que exige tonos, gamas, formas no conocidas, pero agradables o simplemente cosas que pintar, es especialmente sobresaliente acompañado del fondo blanco, soporte de todos los cuadros, y descanso a modo de unas gotas de insipidez que nos permiten transitar sin hacer mixturas entre explosiones cromáticas. La armonía y la gracilidad, el exotismo y el paisaje, lo popular y la mirada moderna: todas ellas son condiciones necesarias para la elección de estas obras del maestro valenciano. En ocasiones, hallamos lienzos donde el ojo trata de ser ciertamente fidedigno, donde prima la objetividad, destacando las imágenes de los jardines del Alcázar de Sevilla o los miradores de la Alhambra. Sin embargo, otras tantas veces, se permite que sea la lupa subjetiva de Sorolla quien trate a su antojo las formas que él mismo presencia. Las líneas se vuelven caprichosas, los colores se avivan y la que parece la más castiza de las escenas pudiera convertirse en el más moderno de los lienzos. En toda la exposición prevalece un “tira y afloja” entre naturalismo objetivista y subjetivismo caprichoso, eso sí, siempre desde el anonimato, pues no se trata de presentar personajes concretos, sino más bien de remarcar arquetipos, los que Sorolla vio en Andalucía y quiso dar a conocer a cualquier interesado en las exóticas costumbres de este pueblo.

La modernidad artística, tan aparentemente apegada a las tendencias contemporáneas que miran con recelo a la tradición, se da aquí la mano con un pasado que es presente y futuro. No pudiera entenderse esta propuesta como un mero paseo por Andalucía. Se trata de un valioso recorrido que desde la concreción de un tema dirige al visitante hacia lugares exóticos y familiares a la vez. Se invita así a acercarse a la tradición, al alma más profunda de Andalucía colocando al espectador como sujeto de sensaciones. De esta manera, y con buen criterio, se crea el lazo entre la interesada mirada moderna y la costumbre en efervescencia. El concilio es posible y parece estar servido en este museo del centro de Málaga.

La Exposición: Sorolla en Andalucía.

Comisario: Enrique Varela Agüí.

Lugar: Museo Carmen Thyssen, Málaga.

Fecha: Hasta el 6 de abril de 2025.

Horario: De martes a domingo de 10:00 a 20:00.