Caminos y retornos

María Antón Valencia

La caída de Ícaro, obra de M. Chagall expuesta en el Centre Pompidou de Málaga.

 

La institución cultural malagueña nos invita a sentir de cerca la concurrencia entre el arte moderno con los aspectos más trágicos de la humanidad de principios del siglo XX.

A medida que entrelazamos pasos camino a una exposición llena de significados, una tenue lambada con recuerdos a nana nos abduce en nuestro cometido. ¿Es su intención sumergirnos en un profundo sueño, o más bien revelarnos la clave de la verdad?

“La gran utopía” comienza a principios del siglo XX, momento de álgidos ascensos de los absolutismos europeos que contrastan con las diferentes visiones de los artistas, cuya moral creadora se compromete política y civilmente con el espíritu del ser. Es aquí donde se advierte un catálogo visual de posturas de insumisión proclives a la democracia o bien el reflejo de un retorno a una “Alegría de vivir”, ofrecida por Delaunay, a un optimismo y fuerza que invita a la mente a aprehender de la globalidad del mundo frente a la crueldad del discurso vacío y totalitario.

La presencia de un hombre en actitud autoritaria, con poderoso bastón, y falto del órgano que nos riega de vida, nos augura del “final de las ilusiones”. Este Profeta de Pablo Gargallo, que esconde un segundo rostro de apariencia primitiva, es ese falso líder que rompe con la esperanza utópica e impone un caos desmedido. En ocasiones, tras un sermón prometedor y excelso, suele esconderse el desencanto. Nos advierte también del resultado que recrea Chagall en “La caída de Ícaro”. A través de un uso estratégico del color, sucede la caída del mito de una forma patética, donde ese falso profeta cae desplomado junto con sus discursos hacia el abismo y hastío en el que ha dejado sumergida a la sociedad; la tristeza, la melancolía, la violencia y la crisis es el resultado de la soberbia de la que beben los utópicos líderes.

Pero, ¿siguen oyendo? Ante todo este caos que nuestros artistas de vanguardia plasmaron en sus lienzos como reflejo de su propia alma, sigue resonando, cada vez con más fuerza, esa reveladora lambada. Sigue sonando firmemente un deseo de esperanza. Un halo de libertad.

Como respuesta a una subjetividad totalmente aniquilada por el absolutismo, la emancipación colectiva y el espíritu de comunidad siempre debe prevalecer como idea de crear otras políticas en favor de la libertad. El poder de la colectividad y la concordia es lo que hace mantener a los seres humanos “Juntos”.

La ‘catharsis’ que debiera experimentar la conciencia humana, se refleja de forma grotesca en el Centre Pompidou de Málaga, en un apabullante repertorio de marionetas de Eva Aeppli que, a través de unos rostros cadavéricos y fatigados, pretende despertar nuestra enmudecida espiritualidad y transformarla en una moral combativa. Por eso, la resistencia unificada no es ya un enigmático eco. La tragicidad ha provocado que nuestro inconsciente despierte a nuestros sentidos y sigan el “golpe fuerte” de la melodía, el ritmo de la liberación.

La experiencia de épocas pasadas mostrada a través de este holgado catálogo, nos conduce hasta “La edad de oro”, hacia la concepción de la melancolía y deriva del ser humano en busca de una constante utopía. Pero no hace falta retroceder casi un siglo para recordar. Actualmente seguimos y seguiremos buscando nuevas vías que nos recreen mejores mundos.

La puesta en escena del metafórico Monumento a la Tercera Internacional de Tatlin, junto con unas ovejas dispuestas por el recinto, sintetizan el mensaje planteado. Mientras algunas esconden sus rostros ante el elenco artístico circundante, quizás esperando el mensaje de otro falso salvador, otras alzan su mirada con orgullo hacia las obras del lugar. Es el compromiso, esa incuestionable clave a la hora de profundizar en la belleza del mensaje de arte. Dejo tras mis pasos, un camino de reflexión.

La exposición: “Utopías modernas”.

Comisariado: Brigitte Leal y Valentina Moimas.

Lugar: Museo Centre Pompidou Málaga.

Fecha: Del 4 de diciembre de 2017 al 26 de enero de 2020.

Horario: Lunes a domingo (martes cerrado), de 9.30 a 20.00 horas.